domingo, 14 de febrero de 2010

Encuentro con el maestro (dokusan)


El Budismo Zen es un Camino de Conocimientos que ha sido recorrido, una y otra vez, por distintos hombres y mujeres, de distintas razas, pueblos y contextos socioculturales. Es un cuerpo vivo que sigue actualizándose en este presente continuo. Su meta no es otra que conducir a la clarificación de las grandes preguntas que a todos nos ocupan, tales como quién soy yo o qué es esto. Para encontrar la sabia respuesta a estas cuestiones el Budismo emplea una metodología específica y bien determinada, esto es, el cultivo sistemático de la atención consciente. De hecho, en uno de los textos principales de esta tradición, el Satipathana Sutra se dice:

“La mejor herramienta para salir de las redes del sufrimiento
es el cultivo y la práctica de la atención”


El Zen es una didáctica de la conciencia que hunde las raíces de sus milenarias enseñanzas en el desarrollo de la atención plena a cada instante. Muchas son las fases por las que atravesamos los practicantes desde que nos iniciamos en esta Vía del Despertar; algunos paisajes son angostos y estrechos y generalmente la tendencia que solemos sentir es la de salir huyendo, o bien podemos vernos encendidos por el fuego de la ira, la cólera o la maledicencia. Por el contrario, en otras ocasiones se presentan ante nuestra conciencia territorios amplios y generosos que generan el impulso del deseo y de apegarnos a ellos. Sin embargo, la ley de la impermanencia es un hecho universal e ineludible que nos puede hacer tambalearnos en este frágil hilo de la existencia humana.


Pero el meditante no está nunca solo en este proceso del darse cuenta. Cuenta con una ayuda inestimable, un Amigo de Bien (kalianamitra en sánscrito), un compañero de camino que ya ha subido y bajado una y otra vez por las cimas de la mente ilusoria y ha encontrado el sendero hacia la verdadera sanación integral que todos ansiamos. Esta figura está representada en el maestro.

No es únicamente en el Budismo donde encontramos la referencia de un guía y orientador de las experiencias. La misma civilización occidental comenzó sus pasos hacia el conocimiento de la mano de pensadores como Sócrates, quien con su método didáctico denominado mayéutico (mayeusis en griego significa “ayudar a encontrar la luz”) situaba a sus discípulos en las experiencias cognitivas.

En el Budismo zen la figura del maestro es una clave en el proceso del aprendizaje de todo practicante, pues lejos de caer en las redes de las auto referencias, siempre tiene la posibilidad de confrontar sus logros, dudas o avances en el camino con el maestro.

El dokusan es un encuentro íntimo y privado en el transcurso del cual el meditante le formula preguntas concretas al maestro a fin de que éste lo oriente. Son preguntas sobre el Dharma, entendiendo este concepto como las enseñanzas fundamentales del Budismo en las que todo practicante serio y honesto con la Vía debe ir profundizando e integrando cada vez más y mejor como un auténtico complemento de la práctica de la meditación.

La traducción de la palabra japonesa dokusan podría interpretarse como "ir a solas para encontrarse con uno de elevada posición", esto es, el encuentro de un estudiante Zen con el maestro en la privacidad del cuarto del maestro.

El encuentro con el maestro no debe ser entendido como una consulta con el psicoterapeuta, o como una acudida desesperada ante un ser compasivo y con capacidad de escucha atenta que va a oírte descargar todas las emocionalidades reprimidas. No, el dokusan debe ser enfocado correctamente desde un principio. Así, debemos saber que cuanto más clara sea la pregunta, más clara será la respuesta y éstas deberán versar, en la medida de lo posible, sobre la práctica. Por supuesto que durante los dokusan surgen distintos movimientos mentales y emocionales pero debemos entender correctamente la figura del maestro zen en nuestra práctica. En el Budismo cada cual asume la auto responsabilidad de su propio karma y de la sanación del mismo. Como tantas veces repetimos, no se debe confundir la luna con el dedo que la señala.

Nunca hay dos dokusan iguales, de la misma manera que no hay dos momentos iguales. A veces el maestro puede manifestarse compasivo y amoroso con el practicantes y otras serio y contundente. La finalidad no es otra que conducir al meditante a la actualización de su verdadera naturaleza original y para ello, el maestro como un bodhisattva más, empleará durante el encuentro (dokusan) los medios hábiles más propicios para que esta experiencia se produzca.

El dokusan es uno de los elementos más importantes del entrenamiento Zen pues le proporciona al meditante la oportunidad de presentarle al maestro todos los problemas relacionados con su práctica (zazen) y de mostrar el estado en que se encuentra en su práctica. Esta manera de otorgar instrucción individual al estudiante, empezó, de acuerdo a la tradición Zen, con las enseñanzas del propio Budha Shakyamuni y ha sido preservada desde entonces.

Fudo-Myo-Ô

Fudo-Myo-Ô
(Acala Vidyârâja)

Aprendiendo a mirar estatuas budistas


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INTRODUCCIÓN

Los Myo-Ô (skrt. Vidyârâja ) son emanaciones guerreras que representan la sabiduría luminiscente de los Budas ( jap. Nyorai ) , siendo también entidades protectoras de los cuatro puntos cardinales, así como del Centro. Los Myô fueron introducidos en Japón por las sectas budistas Shingon y Tendai en el siglo 9 y eran originalmente deidades hindúes que fueron adoptados por el panteón del Budismo esotérico, con el fin de saciar el anhelo existente por lo oculto. Las enseñanzas del Budismo esotérico son muy difíciles de asimilar y requieren un alto nivel de dedicación y de austeridad para acceder a su comprensión.

Como práctica, los seguidores del Budismo esotérico realizan elaborados rituales secretos, utilizando mantras específicos, así como mudras (jap . In ) y mandalas (jap . mandara ), que tienen el poder de despertar al adepto y abrirle a la realización de su Naturaleza de Buda.

Esta forma de Budismo no se enseña al público en general. Por el contrario, sus enseñanzas tradicionalmente han sido preservadas de manera hermética y reservadas a monjes o aquellos practicantes con una firme determinación hacia el abandono de la visión convencional del mundo y la realización de la Naturaleza de Buda.

Los máximos exponentes del Budismo esotérico en Japón fueron el monje Kukai (774 - 835), también conocido como Kobo Daishi , fundador de la escuela Shingon y el monje Saicho , fundador de la escuela Tendai .

Hoy en día, los Myo-Ô se veneran principalmente en la escuela Shingon . Esta escuela tiene gran devoción por Dainichi Nyorai (skrt. Mahavairocana ), el Buda Cósmico. Los Myo-Ô son deidades mensajeras de Dainichi Nyorai y representan su cólera contra el mal y la ignorancia.

GODAI MYO-Ô, los cinco Grandes Reyes

En contraste con las imágenes beatíficas de los Nyorai (Budas) y de los Bosatsu (skrt. Boddhisattva ), las imágenes de los Myo-Ô son amenazadoras y feroces, portando armas en muchas ocasiones. Estas deidades se presentan en posturas amenazadoras y rostros iracundos buscando ahuyentar a los demonios que alejan al practicante de su recto sendero. A menudo se les representa engullidos entre llamaradas, invocando la purificación de la mente y la quema de todos los deseos.

Los Myo-Ô suelen aparecer en grupo en cinco, conocidos como los Gogai Myo-Ô , o los Cinco Grandes Reyes de los que Fudô-Myo-Ô ( Fudô = inmutable) es el principal, el más conocido y el más venerado.

FUDÔ MYÔ-Ô

FudôMyo-Ô (skrt. Acala Vidyârâja ) es la deidad central de todas las agrupaciones de los Myo-Ô , y cuando se representan en grupo, siempre se sitúa en el centro de ellos. Fudô (El inamovible) es el principal transmisor de las enseñanzas de Dainichi Nyorai para todos los seres sensibles y tiene el poder de transformar la cólera en serenidad y salvación. Casi siempre se le representa con rostro iracundo y deslumbrante para asustar a los espíritus malignos y alejarlos del practicante en su búsqueda de la Vía.

En su mano derecha, Fudô porta a Kurikara , la espada de la sabiduría que corta los velos de la ignorancia, y ahuyenta a los demonios. En la mano izquierda sujeta una cuerda destinada a atar la mente juguetona, las pasiones y las emociones y mantener todas estas manifestaciones dentro de los cauces de la Vía que habrá de llevar al practicante al despertar.

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A pesar de estas manifestaciones iracundas y aparentemente violentas, la naturaleza de Fudô es esencialmente compasiva, y lo expresa a través de su voto de estar al servicio de todos los seres para toda la eternidad y hasta el fin de los tiempos. Así muestra su espíritu de servicio con la manera de llevar el pelo, anudado al estilo de un criado. Los cabellos se muestran atados con siete nudos y cayendo sobre el lado izquierdo

Fudô presenta a menudo un tercer ojo en la frente, el ojo de la sabiduría que ve las cosas Tal y como Son, y en muchas ocasiones se le representa sentado en una roca, representando su estado de inmovilidad, de imperturbabilidad y de quietud mientras navega por el océano de la impermanencia, así como lo inquebrantable de su determinación.

En muchas ocasiones, Fudô aparece con el ojo izquierdo cerrado y con los dientes mordiendo el labio superior, o bien con dos colmillos que sobresalen de los labios, uno apuntando hacia arriba y otro hacia abajo. El diente superior, que señala hacia abajo, representa su compasión ilimitada hacia los seres sufrientes. Este diente señala a la Tierra , al mundo material, al mundo de la forma. El diente inferior apunta hacia arriba, hacia el Cielo, el vasto mundo ilimitado de la no-forma, y representa la natural aspiración de todos los seres a unificarse con la Divinidad.

Esto representa el principio de la búsqueda religiosa, el despertar de Bodaishin ( skrt. Boddhicitta) y la vuelta compasiva al “Mercado del Pueblo” para ayudar a todos los seres vivientes.

En casi todas las representaciones Fudô aparece envuelto en una aureola de llamaradas que queman y disuelven los deseos. Como guardián del fuego, FudoMyo -Ô suele ser la figura central en el ritual popular japonés conocido como Goma.

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Fudô aparece, en muchas esculturas japonesas flanqueado por dos asistentes, Kongara Dôji y Seitaka Dôji , a los cuales también adoran los devotos y tienen el rango de deidad.

En Japón también suele invocarse a FudôMyo-Ô con el fin de obtener beneficios monetarios y prosperidad en los negocios o bien como protector en situaciones peligrosas, viajes, enfrentamientos, etc

El poder de FudôMyo-Ô suele invocarse con el siguiente mantra :

En japonés:

Nômaku sanmanda bazaradan senda makaroshada sowataya un tarata kanman

En sánscrito:

Namah samanta-vajrânâm canda mahârosana sphotaya hûm trat hâm mâm


por Carmelo Toledo

Fuentes:
www.onmarkproductions.com
www.shingon.org

viernes, 12 de febrero de 2010

ZPM, un libro balsámico



Zen en la plaza del mercado’. Dokusho Villalba. Aguilar (18 euros).
Crítica publicada en EL FARO DE LAS LETRAS (El Faro de Murcia) el 22 de Febrero del 2008.
Por Antonio J. Ubero

No crean que este libro es uno más de esos que hoy contienen fórmulas mágicas para vivir mejor. Lo que Villalba propone para un mundo frenético como el que nos alberga lleva siglos practicándose en medio mundo. El zen es una forma de existencia que nació en Oriente y, con el tiempo, adquirió una gran notoriedad en Occidente con la misma rapidez que la despojaban de sentido y la convertían en una especie de etiqueta de estilo para consumo de progres pretenciosos.

Pero el zen ha superado todo tipo de obstáculos y, en esencia, sigue a disposición de quien desée experimentar una forma distinta de afrontar los vaivenes de lo cotidiano. Quizás era necesario acercarlo al ciudadano de hoy en día, mostrándole su utilidad; y nada mejor que hacerlo presentándolo como ese bálsamo para curar las heridas de un mundo deshumanizado y cautivo del mercado.

Ese es el empeño del maestro Dokusho Villalba, una de las primeras autoridades del budismo en España, en este sorprendente libro que, además de mostrar el significado y el origen del budismo y del zen, explicar cómo se practica y algunos de sus secretos, demuestra que es una vía apropiada para combatir el virus de la globalización salvaje. Y para ello, nada mejor que realizar un recorrido por ese mundo a punto de estallar con la sana intención de informar al lector de la realidad que le rodea, además de realizar una lúcida reflexión sobre las amenazas que se ciernen sobre la Humanidad.

Resulta especialmente apasionante conocer la concepción budista de la existencia y comprobar la libertad con que aborda las cuestiones básicas del comportamiento humano. No trata de convencer a nadie, pero Villalba muestra sus propuestas con unas brillantez y claridad tan didácticas que es díficil abstraerse de los beneficios que el zen puede aportar a los espíritus afectados por ese virus, antes de que sean engullidos por la resignación y caigan en el temible darwinismo mercantil.

Preguntas a un maestro Zen













¿Qué argumento utilizarías para convencer a un periodista estresado y vicioso (internet y TV cada día!) como yo para que me acercara al Zen?

Yo no trato de convencer a nadie para que practique el Zen. Y el Zen no necesita que ningún periodista vicioso se acerque a él. Es el periodista vicioso quien debe preguntarse qué es lo que está haciendo con su vida, si es feliz con lo que hace, si es real y auténtico. El Zen no está en venta y yo no soy un relaciones públicas tratando de vender un producto. Así que no necesito convencer a nadie de nada.

¿Cuándo y cómo se hizo usted un adepto de la doctrina Zen?
El Zen no es una doctrina sino un camino de liberación existencial. Esta diferencia es importante. Al Zen sólo se puede llegar mediante la experiencia personal e intransferible, no mediante la lectura, la teoría o el pensamiento especulativo. Por lo tanto, el Zen no tiene adeptos sino personas que se inspiran en la enseñanza de los maestros zen para conducir sus vidas de una buena forma.
Comencé a practicar el Zen cuando tenía veinte años, en Sevilla, en el año 1977. Yo era estudiante universitario y acudí a una conferencia que impartió un monje zen. A partir de entonces comencé a practicar la meditación zen. Un año después viajé a Paris, donde recibí la ordenación de sacerdote budista zen del maestro Taisen Deshimaru, mi primer maestro. Tras su muerte, ocurrida en el 1982, viajé a Japón donde estudié con mi segundo maestro Shuyu Narita. Me inicié en la práctica monástica en los principales templos zen de Japón. En 1989 fundé la Comunidad Budista Soto Zen española y el templo zen Luz Serena, situado en las montañas de la provincia de Valencia. Desde entonces resido allí con una comunidad de practicantes y viajo por España y otros países como Rumanía cuando me invitan a enseñar la Vía del Zen.

¿Qué es zazen? ¿Cualquier persona puede ser iniciada en esta prçactica?
Zazen es la meditación sedente del zen. Es la base de la práctica. Sin zazen no hay Zen. Sin zazen, el Zen se reduce a una ideología o a una moda estética. La meditación zen consiste básicamente en sentarse y sentirse. Sentarse con la espalda bien derecha, las rodillas apoyadas en el suelo. Sentarse y permenecer inmóvil sintiéndose, sintiendo la propia respiración, el latido del corazón y la fluidez de los pensamientos y emociones, sin hacer absolutamente nada. Es una práctica muy simple, pero muy poderosa. La simple práctica de sentarse y sentirse puede transformar completamente nuestro ser y estar en el mundo.
Y sí, todo el mundo puede hacerlo. No se requieren cualidades especiales, salvo la determinación de hacerlo.

Según lo que usted viene viendo en sus conferencias y seminarios, ¿qué tipo de persona es la que se siente interesada por el Zen?
Tenemos desde jóvenes de veinte años a personas de 75 años, pero el mayor número de practicantes se encuentra entre los 35 y los 55 años. Especialmente, a partir de la crisis de los cuarenta o de los cincuenta años, mucha gente siente la necesidad de cambiar su forma de vida y de encontrar un sentido profundo. Hasta los cuarenta y cinco o cincuenta años, la vida es como la ascensión a una montaña: tenemos ilusiones, metas, objetivos, ambiciones, etc. Tenemos curiosidad por contemplar el paisaje desde la cima de la riqueza, del éxito, del prestigio, del amor... Alrededor de los cincuenta comenzamos a darnos cuenta de que ya nos encontramos de hecho iniciando la cuesta abajo. Y que al final de la cuesta abajo vamos a encontrarnos con el abismo de la muerte. La conciencia de esta situación impulsa a mucha gente a vivir el tiempo que les queda de vida de una forma más real y despierta.

¿Hay que practicar mucha meditación para llegar a la iluminación?
La iluminación interior no es el resultado de la práctica de la meditación. En el Zen se dice que todos los seres están esencialmente iluminados. La práctica de la meditación hace evidente la iluminación innata, la manifiesta. No practicamos meditación para alcanzar la iluminación. La meditación no es un medio y la iluminación no es un fin. Sentarse en meditación es ya la manifestación de nuestra iluminación original.

Una vez que han recibido la iniciación ¿pueden las personas practicar zazen solas en su casa? ¿Con qué periodicidad debe ser practicada la meditación a fin de que sea eficaz? ¿Se puede meditar en la propia casa o se necesita un marco especial?
Cuando se han recibido las instrucciones adecuadas, cada unopuede practicarla meditación en su casa. Es conveniente, no obstante, la supervisión de un maestro o de un instructor zen durante los primeros años. Por eso la mayor parte de los practicantes zen participan dos o tres veces por año en los retiros intensivos de meditación.
Cuanto más se practica, más eficaz es la meditación. Meditar una vez al día es un ejercicio excelente.
El mejor lugar es una habitación casi vacía y silenciosa. Que no haga mucho calor ni mucho frío. Que no esté demasiado iluminada ni demasiado oscura. El Zen es siempre el punto medio.

¿Los practicantes zen deben seguir un regimen alimenticio especial? He visto en internet todo tipo de dietas zen, régimenes zen antiestré”...
Para practicar el Zen no hace falta seguir ninguna dieta alimenticia especial, pero sí es necesario una alimentación sana y equilibrada. Lo mismo sucede con el estilo de vida. La práctica del Budismo Zen está basada en tres principios: en primer lugar un estilo de vida ético y sencillo; en segundo lugar, la práctica de la meditación diaria; en tercer lugar, el discernimiento necesario para distinguir lo bueno de lo malo.

En febrero de este año, la BBC ha difundido las investigaciones de unos científicos canadienses que afirman que loso practicantes zen son más resistentes al dolor físico. ¿Qué hay de verdad en esto?
Sí, esa información está circulando por todos los medios. Lo cierto es que gracias a la meditación zen el umbral de resistencia al dolor físico y emocional aumenta. La meditación zen nos enseña otra forma de relacionarnos con el dolor. ¡Lo cual no quiere decir que nos convirtamos en masoquistas! La capacidad de abrirse al dolor es inseparable de la capacidad de abrirse al placer.
¿Podemos decir parafraseando a Malraux, que el siglo XXI será Zen o no será?
No sé si el siglo XXI será Zen o no. El hecho es que en las ciudades europeas cada vez son más las personas que practican meditación Zen. Nuestra civilización necesita dar un giro copernicano y la práctica del budismo Zen es una fuente de inspiración que puede ayudarnos a crear un modo de vida más armonioso, más justo, más pacífico y más adecuado para el medio ambiente.

Entrevista de Liliana Urian
Para Playboy Rumanía

El deseo es aliento de vida pero también causa de nuestro sufrimiento



Artículo de Fernando Franco publicado en El Faro de Vigo, el jueves 13 de marzo.

Nuestro anhelo de felicidad se manifiesta en forma de deseo. Somos seres anhelantes y el deseo es la energía de la vida, la fuerza, el aliento manifestándose en nosotros. Ahora bien, cuando no sabemos qué función cumple y nos dejamos arrastrar por su fuerza, éste se convierte en nuestra principal causa de dolor y sufrimiento".

Estas fueron algunas de las ideas expuestas ayer por el maestro zen Dokushô Villalba en el Club FARO. Ante un público que llenaba la sala y siguió su charla expectante hasta su último momento, habló este español educado en monasterios orientales y europeos sobre las "Claves zen para comprender y sanar el malestar existencial". Presentado por Saúl Estévez, responsable del Centro Zen de Vigo, el anhelo de felicidad fue el punto de partida de una charla centrada en el aquí y ahora en la que no omitió críticas de raíz al actual sistema económico neoliberal.
"Vivimos -dijo- con un malestar existencial definido por una sensación de carencia en medio de la opulencia. Queremos llenar un vacío y lo hacemos invirtiendo ese deseo sobre personas, objetos... y acabamos convirtiéndonos en zombis que van tras la satisfacción de deseos sucesivos, hasta el punto de que se convierten en fuego destructor que acaba con nosotros. Un deseo incontrolado, caótico, no domado que da lugar a un modo de vivir, a una ética, a una moral generada por unas políticas económicas y sociales que van contra el ser humano".

Para este monje zen se está reforzando el neoliberalismo, el materialismo, una nueva religión universal que tiene como dios al dinero y como principales ritos de salvación la producción y el consumo. "¿Qué es lo que mueve a nuestra sociedad actual? -se preguntó-. Podrían decirme ustedes, por ejemplo, que el petróleo pero, si vamos a la raíz de las cosas, podemos decir que el deseo es la energía de que se alimenta el actual sistema de vida. La producción y el consumo exagerado, desorbitado, brutal e inútil sólo puede existir si hay muchos humanos que desean los objetos que genera. Y, en cualquier caso, si no lo desea para eso está la publicidad".

Para el maestro zen Dokushô, fundador de la Comunidad Budista Soto Zen española y del templo Zen Luz Serena, la publicidad es una adicción sin salida, una trampa que produce frustración colectiva. "Aunque compráramos todo lo que sugiere -explicó- no hallaríamos felicidad, porque ésta depende de nuestro propio estado emocional interno. Sin darnos cuenta nos hemos hecho miembros de una nueva religión según la cual para ser feliz hay que producir y consumir, como si fuéramos expulsados de un nuevo paraíso si no lo hiciéramos. ¿Para qué ese mito de crear más riqueza si, a la postre, sabemos que se concentra en una parte de la sociedad condenando a la otra al hambre o a la muerte en una relación de directa dependencia y poniendo las bases para lo que llaman la sexta extinción de especies a causa de la degradación ecológica que produce?".
El autor explicó que el malestar que el ser humano experimenta en nuestros días procede de "diferentes niveles existenciales", pero en el nivel "más común" proviene de que el individuo "se ha separado de la naturaleza como organismo biológico y espiritual". "Las relaciones vitales que nos unen con otros seres vivos son fundamentales, una cultura separada de la naturaleza es imposible", aseveró.

Dokushô recurrió a un proverbio español con el que dijo que se identificaba el zen: "No es más feliz quien más tiene sino quien menos desea". Y recomendó la meditación como una técnica clave "porque consiste en sentarse y sentirse, pararse y entrar en contacto con el ser real que somos dejando de correr tras una zanahoria que nos mantiene esclavizados. Nos pasamos el 50 por ciento de nuestro tiempo detrás de lo que deseamos y el otro 50 corriendo delante de aquello que tememos, como la muerte".

Hay un dolor existencial que es evitable.

Hablando del zen y respondiendo a si era una religión, comentó Dokushô que "depende de lo que se entienda por religión. Cuando se habla de religión en España se entiende religión católica, un cuerpo dogmático, una jerarquía eclesiástica en que se tiene fe. Pero el término religión es mucho más amplio, la palabra proviene del término latino religare, que significa religar, volver a unir, entendiendo el zen así la experiencia de la unidad, la esencia de toda espiritualidad, el individuo unido a la totalidad".

El maestro zen empezaría su charla hablando de la felicidad como anhelo común pero también del dolor como compañero del ser humano desde que nace, aunque él se refería al mismo en el sentido de malestar, inquietud, insatisfacción... "Aunque tuviéramos una vida fácil y transcurriera sin grandes problemas -dijo- tarde o temprano aparece la vejez, la pérdida de facultades y la muerte, que es lo único seguro que tenemos. Que se nos escape la vida, la lozanía de la juventud, y la consciencia de nuetra propia muerte causa un dolor existencial. Esto debemos aceptarlo y reconocerlo pero hay una gran parte de este malestar que es innecesario y evitable. Buda enseñó que tiene raíz en la ignorancia, que en el budismo se refiere a un estado mental empañado, turbio, opaco".

Según Dokushô esta ignorancia se manfiesta en nuestra vida como un fallo en el proceso cognitivo, un modo erróneo de percibir la naturaleza de la realidad. Y cuando esto pasa desarrollamos comportamientos inadecuados.

Y habló también de la ignorancia respecto a la imagen que uno tiene de sí mismo: "Cuando decimos `yo´ ¿a qué nos estamos refiriendo? El yo que nos separa de los demás es una alienación, una percepción errónea que acaba produciéndonos dolor porque rompe nuestra unidad con el todo".

Fuente: http://www.farodevigo.es/secciones/noticia.jsp?pRef=2008031300_8_207692__SociedadyCultura-Dokush-deseo-aliento-vida-pero-tambien-causa-nuestro-sufrimiento

Ecología y Religiones


Conferencia de Dokushô Villalba en la Universidad de Granada, España, en el marco del I Encuentro Internacional sobre Ecología y Religiones, organizado por la UNESCO_Andalucía, en marzo del 2008.

Las puertas del trance


El maestro zen Dokusho Villalba describe algunas ténicnas chamánicas para alcanzar el éxtasis durante la charla "Técnicas de meditación arcaica" de el 11 de marzo de 2009 en Offlimits de Lavapiés.